Su nombre es México...
Patricia Gout

Dicen que los mexicanos somos un pueblo desunido; que no podemos ponernos de acuerdo en nada; que son demasiados los contrastes como para que jamás podamos ser Nación. Seguro no han venido nunca a Las Mañanitas del 11 de diciembre…

Miles de bicicletas apiladas por todas partes y las mantas en el suelo en una fila interminable, que si no supiéramos que es fiesta pensaríamos que es catástrofe. Llega un punto en que solamente puede verse un mar de cabezas de todos los tonos; oscuro, claro, gris y hoy en día bastante azul y morado también. Es un auténtico poema ver desfilar los estoperoles por una vez al lado del huipil.

Guadalupe logra lo que no consigue absolutamente nadie más. Por Ella nos unimos en una especie de rosario de mil colores que se le ofrece de todo corazón.
Y todavía hay quien con aire intelectual quiere explicar la capacidad de caminar por días y dormir a media Calzada de los Misterios con el nombre de folklore… No comprenden que venimos porque nos trae el alma; porque hay algo tremendamente primitivo que entre todas las voces reconoce la voz de la Madre; voz que nada ni nadie puede imitar. No se explica con la ciencia la fuerza del amor.

Venimos porque nos reconocemos en su mirada; porque encontramos en su imagen nuestra imagen; en su regazo nuestra seguridad. Porque al llegar ahí delante desaparece la multitud; solamente queda Ella y quedas tú, y en sus ojos te ves un poquito más alto, un poquito más valioso, un poquito mejor. Su amor nos remienda el alma rota por tantas y tantas cosas. Su amor nos restaura la dignidad.

Por eso volvemos cada año brincando sarapes, gorditas y globeros. Ella contiene todo lo mejor de nosotros mismos; nuestro mejor pasado, nuestro mejor presente y también nuestro mejor futuro: Ella nos devuelve la identidad…
Venimos porque Su nombre es México y el nuestro Guadalupe… Ella nos hace Nación.